Esta es
la semana en la que los astros se han alineado para abrir los ojos del
madridismo el cual con el paso de los años duerme sobre los laureles de
victorias pasadas, con el orgullo como acompañante de colchón.
Venimos
asistiendo en los últimos 10 años a la degradación de todo el entorno
madridista que nos está empujando hacia el abismo más absoluto si el Club y los
aficionados y socios no ponemos remedio.
El sábado
fue la última broma en forma de arbitraje indigno e indignante en el Campo
Nuevo del país de la esquinita como decía Eau Pep, con penales que se fueron al
limbo o tarjetas con distintas varas de medir. El domingo todo se ratifica con
otro tongazo al Castilla, más necesitado de puntos que nunca, con otra penal
inventado. La cuestión ya no es si un penal más o menos, la cuestión es que en
esta competición se han propuesto crear una red de seguridad con un equipo a
costa de masacrar a otro. La necesidad de unos medios propios en abierto y para
todos se ha transformado de un deseo en una obligación para el Real Madrid, es
la escapatoria a tanta infamia y tanta mentira, tanta ocultación de la
realidad.
Para
unirse a la fiesta, que parece se han propuesto en convertirnos, el Real Madrid
ha sido objeto de mofa del señor Presidente de la FIFA , el jefe de los jefes a
nivel mundial del fútbol, y no ha tenido otra mejor manera, que atizar al buque
insignia del Real Madrid, ese que nos proporciona goles y rendimiento tanto en
el campo como en las cuentas bancarias, nada al fin y al cabo es casual, y
menos casual cuando el demérito de Cristiano es acudir al peluquero más que el
otro jugador, que donde no acude, es a su puntualidad con la Hacienda Española.
Visto el
panorama, el Real Madrid sólo tiene dos caminos que tomar. El que nos lleva a volver a picar piedra intentando regenerar el lobby que hacía en su día López Serrano en UEFA y FIFA y que
tampoco es que nos haya dado muchos réditos en los últimos 40 años, o dar un
volantazo y ampararse en sus más de 1.000 millones de aficionados, en su economía
saneada y en el equipazo que tiene y liderar un cambio. Un cambio en UEFA y
FIFA promoviendo una competición paralela (Superliga Europea) a la Champions League
en donde el Ovrebo de turno no sea mandado al frente por algún interés oscuro, de que un equipo en concreto, se le siga permitiendo manosear los estamentos del fútbol patrio y europeo a su antojo con prácticas de los
años 20 en Chicago. Una competición donde el reparto de ingresos, árbitros y
demás variables de la competición partan de la igualdad, donde un Presidente no
haga de Chiquito de la Calzada
a costa de uno de sus socios más ilustres.
Creo y
estoy convencido de que el cambio se tiene que dar, que es imprescindible en un
futuro salir de esta mafia, de esta mentira que estamos manteniendo todos, y no
me refiero a la competición en sí que es maravillosa, si no a poner las cosas
en su sitio. Los Clubes deben regir sus destinos porque son ellos los que
exponen sus patrimonios, deben unificar un calendario que es infumable para los
aficionados con constantes parones de las selecciones recaudadoras, deben recibir mucho más dinero del que reciben por parte de las selecciones, o por derechos de Champions, o cualesquiera otros que puedan formar parte de los activos de los Clubes. No se puede seguir consintiendo lo que mucha voces critican en bajito pero nadie se atreve a decir en alto: Esto apesta! Desde la designación de los árbitros, hasta el sorteo de las competiciones y por supuesto el Truño de Oro.
Pudiendo jugar un Bayern-Real Madrid y al domingo siguiente un Real Madrid-Chelsea, quien se va acordar de la Liga BBVA y sus personajes Villar, Sánchez Arminio y Gaspart?
Sé que es
un sueño, que es injusto para los equipos pequeños, para la divisiones inferiores, pero lo que no podemos seguir contemplando es como a un coloso de 500 millones de presupuesto le siguen escupiendo en el escudo un día sí y otro también.
@robcrack10